19. Graduación universitaria.
Una de las fiestas americanas que hemos importado a los mundillos universitarios españoles, han sido las graduaciones de fin de carrera, lo que pasa es que aquí son un poco más aburridas, acostumbrados a ver cientos de películas donde los americanos siempre terminan tirando sus birretes al aire y aquí nada de nada, para empezar todavía no he ido a ninguna donde haya habido algún birrete.
El caso es que mañana me toca asistir a una, y seguro que será un tostón, ¿dónde están las togas de los universitarios desfilando por el escenario, con sus modelitos especiales para el evento bajo ellas? ¿Y las universitarias como las que se ven en las películas?
Esto desde luego no es lo mismo, aunque discursos seguro que no faltan, pero este tipo de cosas siempre me han parecido una tomadura de pelo, porque aquí se gradúa hasta el apuntador, pero ¡si todavía no se ha acabado el curso y no saben ni si quiera quién aprobará!
Los americanos se lo montan mejor, siempre están amenazando, en todas las películas de este tipo, a algún alumno con que no se graduará, que se lo digan a uno de aquí, me puedo imaginar las carcajadas. Aquí lo único que tienes que hacer es apuntarte en una lista y pagar, eso que no falte, después de cumplir religiosamente con las matrículas de la universidad todos los años y luego son incapaces de regalarte la beca que te imponen.
Por no hablar de las fotos, las puedes elegir en todos los colores que quieras, tamaños diferentes, con la toga, eso suele ir en el precio, y luego dos euros más, si las quieres con beca y alguno más, si ya te pones el birrete, el caso es que más vale que te den el título y no perdamos el tiempo en estas cosas.
Aunque me quede un poco lejos el recuerdo de mi graduación, la tengo en la memoria como algo muy emotivo, casi me duermo. Debe ser que como estudié en una Universidad Católica, allí las cosas se hacen más serias, dos hora duró aquel infumable momento, si llego yo a saber que iba a durar tanto... no voy. Pero bueno, sirvió para unirme más a mis amigos, todos fueron y luego estuvieron al sol esperando a que terminara, cuando salí ya me extrañó verlos allí, yo creo que aguantaron por la cerveza y los calamares a la plancha a los que les invité.
El caso es que a mi me toca sufrir lo mismo que han hecho otros por mi, si llego yo a pensar fríamente esto en su momento, no invito a nadie a la mía.
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