43. En avión
Ahora que he realizado mi último viaje en avión, me he acordado de todos los anteriores. Yo no sé que me pasa, pero estoy peor que algunos niños, cada vez me acongoja más volar.
Supongo que será por las turbulencias y el miedo a que todos nos vayamos al traste, más bien al suelo.¡Madre de Dios! Sólo pensar en la caída me pone los pelos de punta.
Todavía recuerdo mi vuelta de Mallorca, el avión no paraba de moverse fuertemente, cambios de presión brutales y encima a punto de tomar tierra, a escasos 50 metros de pisar suelo, acelera y despega. Imaginaros mi cara y la de 100 pasajeros más.
Menos mal que dicen que el avión es el transporte más seguro, y es cierto, porque es seguro que como se rompa no se lo vas a poder contar a tus amigos. Vas al hoyo por la vía rápida, clavado en la tierra por el impacto.
Conozco pocos viajes en aviones accidentados con supervivientes, solo ese de los Andes, que luego nos mostraron como se comían unos a otros y los de la película “Héroe por accidente” que no se lo cree nadie. Todavía tengo la imagen del “Concorde” en llamas y eso que estaba cerquica del suelo.
Y si nos ponemos hablar de seguridad, los chalecos salvavidas ¿para qué? Supongo que por si caemos en el mar, nos quedemos flotando muertos y así sea más fácil encontrarnos.
Pero debo reconocer que mi vuelo a Tenerife fue de lo más tranquilo, por lo menos ni me enteré, yo creo que va a ser porque no iba la parienta poniéndome de los nervios en el asiento de al lado.
Y por último, lo que más gracia me hace es cuando todo el mundo aplaude tras el despegue ¿por qué? Si todavía nos queda todo el vuelo para poder palmarla.
Otra cosa es la ovación al aterrizar, eso es entendible, ahí doy yo palmas hasta con las orejas o incluso hago como el Papa, beso el suelo nada más pisarlo. Él si que debe pasarlo mal en cada viaje, porque lo repite cada vez que baja del avión y encima lo retransmiten mundialente.
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mamen -