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Semana Santa

79. Traslado del Nazareno

79. Traslado del Nazareno
Ahora si que huele a Semana Santa, a azahar. Todavía el frío se nota en nuestros cuerpos pero anoche pude ver al Nazareno volver a salir a la calle.

Para mi, es ahora cuando comienza la Semana Santa, cuando deseas que los días pasen con rapidez y que cuando llegue el viernes de Dolores me encuentre en San Nicolás amarrando mi primera almohadilla al trono.

El viernes el titular de la Cofradía de Jesús volvió a marcharse al reencuentro con las Madres Agustinas. Un año esperando ansiosas a que llegue este momento, que vuelva a la que será su casa estos 13 días.

Dio igual que estuviera su Cristo de Medinaceli junto al altar, donde el primer Viernes de Marzo se le hace su tradicional besapié. No importa, porque ellas ansiosas esperan este momento durante todo el año. Ahora rezarán junto a su cruz por todos nosotros.

Ya esta ahí la Semana Santa. Nuestro Padre Jesús caminó por las calles de Murcia ante cientos de fieles que allí nos reuníamos. Nosotros con devoción esperábamos este momento.

Mi último recuerdo del año pasado no era el lógico, ni el normal. Salía por la puerta de Santo Domingo con el plástico que lo había resguardado de la lluvia del pasado Viernes Santo. Por eso ayer fue especial y como cada año, el traslado es señal de que la Semana Santa está a la vuelta de la esquina.

 
P.D. La foto no es de calidad, pero es lo mejor que pude hacer con mi cámara.

38. Te acompaño

38. Te acompaño

   Una noche, caminando por tus rincones, paseando por tus estrechas calles y subiendo las cuestas empinadas de tu pueblo decidí encontrarme contigo. Fui en tu busca  persiguiéndote porque necesitaba  verte, necesitaba saber que allí te encontrabas y que no me abandonarías en los momentos que necesitaba estar contigo, y quería que supieras que estaría a tu lado.

 

   Tus lágrimas caen de tus ojos e inundan tu cara de tristeza y en la noche brotan tus sentimientos más profundos mientras seguías a tu Hijo. Hoy no puedes dejarlo solo y yo, otro año más, quería estar contigo para acompañarte en tu dolor.

 

   Nunca pensé que en un día sin buscarte la suerte llamaría a mi puerta, que pudiera conocer a la Dolorosa más hermosa, que un día quedaría unido con la tierra que te cuida y que año tras año hace que vaya en tu búsqueda. Desde entonces intento no faltar porque ahora te conozco, te admiro y necesito de tu compañía cada Semana Santa.

 

   Hoy, noche de Jueves Santo, las lágrimas caen desde más arriba porque Dios quería que sufrieras un poquito más. Pensé que no podría verte caminar por la calles de La Alberca, las gotas hacían pensar que muchos no podríamos disfrutar  de ti, de tu caminar.

 

   Creí que no podríamos estar contigo para cuando te encontraras con tu Hijo muerto en la Cruz, pero el milagro se hizo. Dios dejó de llorar y tú, valiente, no quisiste inundar de tristeza amarga a la gente que quería contemplarte, no querías quedarte en casa, mientras tu pueblo impaciente esperaba poder admirarte por los lugares más bellos por los que sueles transitar.

 

   Pasa el tiempo, pero parece que por ti no, cada año estás más bella a pesar del dolor de tu semblante.

 

   Majestuosa saliste, contuviste las lágrimas un segundo y miraste al cielo, nosotros mientras conteníamos el aliento en un puño porque un año más podríamos estar contigo.

 

   La plaza está repleta, la muchedumbre en silencio te contempla, solo el sonido de los tambores nos recuerda que estamos de luto. Continuamos nuestro camino, doblas la esquina y ahí estoy yo, no puedo dejar de mirarte, necesito encontrarme contigo, necesito que sepas que estoy ahí, que te acompaño en tu dolor.

 

   Este año el miedo ha hecho que el recorrido sea más corto, el camino se hace más leve, pero me conformo, solo necesitaba que la luna iluminara tu cara, saber que podría disfrutar del encuentro con tu Hijo y que supieras que no estarías sola.

 

   Ahora el silencio se hace más presente en el centro de tu pueblo, poco a poco entras en la plaza, caminas lentamente y ya puedes ver a tu Hijo de frente. Te acercas a la cruz y a sus pies lo miras, esperas que todo acabe, el sufrimiento llega a su fin, Cristo ha muerto.

 

   Vuelves a casa y yo te espero a la entrada, quiero despedirme de ti, ya queda menos, solo algunos días para poder acompañarte el próximo año por las calles de La Alberca.

Para quíen me la dió a conocer, mi Dolorosa alberqueña.

9.Mañana esperada

9.Mañana esperada

  

   Un año más, tras poder contemplar al Cristo del Perdón y a su Madre Dolorosa recorrer las calles de la Alberca de las Torres en la noche del Jueves Santo, me dispongo a descansar para poder participar en la procesión de mis amores la mañana siguiente.  

   Pero esta noche es diferente, no es como todos los años, surge en mí un gusanillo que recorre todo mi cuerpo, como si de un primerizo se tratara, que al alba vestirá su primera túnica morada. 

   Razón había en ello para tales emociones y sentimientos, esa madrugada al despertar cambiaría la túnica de tantos años, las puntillas y el cetro por la chaqueta y el estante.
   Al despertar, la emoción me embargó y mis piernas comenzaron a temblar, poco a poco fueron transcurriendo los minutos que fueron calmando mi ansiedad, y mientras por el rabillo del ojo contemplaba el paso de las "Tres caídas" por Campana, me subía las medias, ataba bien las esparteñas alrededor de los tobillos, me colocaba la chaqueta y corbata, para a continuación colocarme las enaguas almidonadas.

   Los nervios volvían a hacer acto de presencia en mí, pero al vestir la túnica “morá” , anudada por mi madre y tras colocar el cíngulo alrededor y el rosario, que hace 18 años me regaló mi bisabuela para mi primera procesión con la túnica de mayordomo de Jesús, para entonces ya estaba hecho un flan.

   Acudí a mi cita como otros años, allí estaba a las 7:00 junto a la algarabía de gente que se amontonaba a las puertas de la Iglesia, pero no me quedé en la puerta esperando que llegara el momento de irme a mi hermandad, este año penetré en el lugar más bello de la mañana donde se conjuntan las imágenes que veneramos durante los 365 días del año, con cientos de nazarenos dispuestos a mostrar su amor a Jesús por las calles de Murcia.

   Me acerqué a mi Cabo de Andas para darle los buenos días y ponerme a su disposición, ya me encontraba preparado para trabajar y sobretodo aprender de aquellos maestros con los que compartiría tarima debajo de “La Oración”.

   La espera se hacía eterna, todos solíamos a la calle para mirar al cielo, esperando que Dios nos diera una tregua y así poder salir a la calle para que los murcianos pudieran contemplar la pasión del Hijo representada en tan bellas imágenes.

   Por fin son las 8:00, el pendón sale a la puerta y comienza las procesión, tras el va  “La Cena” con esa magnífica mesa repleta de alimentos que prepararon durante el Jueves Santo sus camareros.

   Los estantes de “La Oración” se preparan para oír el primer toque de la mañana. Comienzan a andar por el interior de la Iglesia evitando con gran destreza que la palmera toque con sus hojas la gran lámpara que se encuentra en el centro. Mis músculos presentan continuos espasmos provocados por los nervios que recorren mis venas, mi corazón late cada vez más deprisa y mi sangre fluye como aguas enfurecidas de los grandes ríos.

   Por fin salimos a la plaza de San Agustín, “La Oración” está en la calle y por vez primera, mi tío me permite sentir el dulce peso en el hombro y con ellos, desaparece todo el miedo que me había acompañado durante la madrugada hasta ese mismo instante. Entonces comienza la carrera, pero eso ya es otra historia.

1.Convocatoria de Jesús

1.Convocatoria de Jesús

   Llega Miércoles Santo, el día amanece despejado y un grupo de "moraos" comienzan su caminar en la mañana "colorá" para convocar a Murcia al traslado del Nazareno, que vuelve a su casa para salir en procesión la mañana más hermosa del año.

   Se concentran en su Iglesia mayordomos y cofrades músicos ante sus imágenes tan veneradas, que año tras año el pueblo murciano está impaciente de contemplar por las calles nazarenas de nuestra ciudad el Viernes Santo. Mientras, una capilla se encuentra vacía esperando que vuelva su dueño, Jesús el Nazareno.

   Suenan las bocinas y los primeros toques de los tambores destemplados hacen resonar los ecos del pasado en la la Iglesia Privativa de Jesús. Comienza el anuncio a Murcia de que los "moraos" saldrán a la calle el Viernes Santo con los primeros rayos de luz.

   La convocatoria "morá" empieza su caminar y su primera parada la realizan ante la puerta de San Antolín para convocar a este barrio nazareno y honrar a su Cristo del Perdón, que muerto en su cruz sale a las calles en la noche del Lunes Santo impregnándolas de color magenta. Proseguimos el camino en busca de la Esperanza de vida y nos adentramos en los muros de la Iglesia de San Pedro. Hacemos sonar los toques de la burla y mostramos nuestro amor al Cristo de la Esperanza y a su Madre Dolorosa, que llora a los pies de la cruz la muerte de su hijo.

   Dejamos atrás la orilla izquierda del río para cruzar el Puente de los Peligros y nos adentrarnos en el barrio de la Sangre, donde los balcones presentan sus mejores galas para contemplar a su Cristo. La Iglesia del Carmen, espléndida, espera que dé comienzo la representación de los momentos de la Pasión en la calle en cada uno de sus tronos. Inquietos, miran al cielo para que Murcia pueda recoger la sangre que derrama  por su costado su Cristo, mientras en la mañana un grupo de moraos mostramos nuestra devoción al Cristo "colorao".

   Continuamos el camino anunciador de la llegada del Viernes Santo por las calles de Murcia. Visitamos el Ayuntamiento, el Palacio Episcopal, las casas de antiguos mayordomos, las Anas y acudimos al encuentro con Nuestro Padre Jesús para acompañarlo en su peregrinar a casa dejando atrás sus queridas Agustinas, que lo han acogido durante unos dias para darle culto en la intimidad y así  prepararlo para que en la mañana del Viernes Santo luzca maravilloso por Murcia.

   Salimos a las 12:00 de las Agustinas para recorrer los escasos metros que nos separan de nuestra Iglesia, la calle se inunda de color "morao" y junto a las bocinas y tambores suena el Himno Nacional en honor a nuestro titular, comienza a caminar y cientos de personas nos acompañan de vuelta a casa. Él nos mira con la expresión de dolor que refleja su rostro y nos habla a cada uno en nuetros corazones, nos hace recordar el amor que nos dió y, de este modo, junto a Él entramos en Jesús y mientras la Capilla de Canto nos deleita con sus voces, Nuestro Padre Jesús comienza su descanso para que el Viernes Santo pueda cargar con la cruz y realizar la Vía Dolorosa por las calles de Murcia otro año más.